No nos corresponde nombrar: sobre la empatía sin apropiación
Foto de archivo del USMC, 1954. Reckless come pastel en el décimo piso. Subió en el ascensor.
Lecturas Breves
No nos corresponde nombrar: sobre la empatía sin apropiación
Por Lluc Pedrero, Alana Somerset y Shannon McBride, PhD
Editado y narrado por Désirée Braganza, EdD, EBQ
Preámbulo: conversaciones en curso
Este breve texto nace de las conversaciones interdisciplinarias que mantenemos como colaboradores: etólogos, educadores y profesionales que trabajamos con animales no humanos y que nos preocupamos profundamente por cómo nos relacionamos entre especies. Estas reflexiones no pretenden ofrecer respuestas definitivas. Son puntos de partida: ideas surgidas de nuestros intercambios, moldeadas por la experiencia vivida, en un esfuerzo compartido por comprender mejor las vidas que nos rodean.
Introducción: el lente humano
La antropomorfización —esa tendencia humana a atribuir características humanas a los animales no humanos— no es necesariamente un error. Muchas veces es el puente que nos permite cuidar a los animales. Pero es complejo: hay empatía e intuición hacia otros mamíferos, y luego está el hecho de imponer nuestra identidad sobre ellos para servirnos a nosotros mismos.
Esa es la tensión que atravesamos en nuestro trabajo. La cuestión no es si antropomorfizamos, sino cuándo ayuda y cuándo interfiere.
Foto de Georgie Pauwels: Escuela de equitación
Empatía y el deseo de conectar: reflexión de Alana Somerset, estudiante de fisioterapia veterinaria
Existe una inclinación natural hacia la conexión. Alana sugiere que la sintonía emocional —especialmente en personas que han recibido menos apoyo familiar o comunitario— puede desarrollar una sensibilidad profunda hacia los estados emocionales de otros, incluidos los no humanos. “Quienes han tenido menos apoyo familiar”, escribe, “desarrollan mayores niveles de conciencia/hipersensibilidad y, por tanto, más empatía hacia otros seres vivos”. Vale la pena revisar la Escala de Antropomorfismo de Albert y Bulcroft (1988), con sus 10 preguntas.
Desde esa perspectiva, la antropomorfización se convierte tanto en una estrategia de afrontamiento como en una forma de ver el mundo: un intento de crear cercanía proyectando un lenguaje emocional familiar sobre otro ser. En el mejor de los casos, nos ayuda a percibir y cuidar a los caballos. Pero también puede eclipsar la propia forma de ser del animal no humano.
Una empatía superficial: reflexión de Lluc Pedrero, etólogo especializado en equinos
La antropomorfización no es solo interpersonal; también es institucional y comercial. Lluc reflexiona sobre cómo las industrias de mascotas y equinos a menudo promueven productos bajo la etiqueta de “enriquecimiento”, sin comprender realmente qué enriquece la vida de un animal. “Colgar algo del techo y darle la espalda al animal…”, escribe, “nos acerca a una antropomorfización que promueve productos sin significado real y que se dicen ‘estimular los sentidos’”.
En esos casos, la empatía se convierte en una puesta en escena. El gesto parece cuidado, pero está diseñado para satisfacer la imaginación humana más que las necesidades reales de un animal no humano.
Foto de Barbara Olsen. Aquesta imatge mostra una joguina comercial per a cavalls que es penja a l’estable i es deixa allà. Tot i que està dissenyada per alleujar l’avorriment, l’eficàcia d’aquesta joguina a l’hora de satisfer els instints investigadors altament desenvolupats del cavall, les seves necessitats socials vitals i la seva preferència per l’aliment viu en lloc de la nutrició processada continua sent incerta.
Cultura, poder e imagen animal: reflexión de Shannon McBride, PhD, antropóloga cultural
La antropomorfización no surge en el vacío. Está moldeada por normas culturales y sistemas de poder. Shannon ofrece una mirada panorámica: “Ningún ser humano puede ejercer un buen juicio sin una experiencia significativa en el tema que trata.”
Estamos socializados en formas de ver que, con frecuencia, son profundamente antropocéntricas.
Ella señala cómo, en muchos contextos, los animales se han convertido en bienes de lujo o compañeros idealizados. Esa proyección puede ser perjudicial. “Incluso quienes no sentimos necesariamente que formamos parte de una especie superior,” escribe, “seguimos mirando al mundo desde la perspectiva de un ser humano arraigado en una cultura concreta.”
Shannon rastrea estos patrones a lo largo del tiempo. En la Edad Media, un caballo de guerra era el socio más valioso de un caballero, entrenado para realizar maniobras antinaturales y peligrosas. Estas técnicas marciales, concebidas para proteger vidas humanas, evolucionaron hasta convertirse en la doma clásica moderna, hoy celebrada a menudo como arte, pero también criticada por comprometer el bienestar equino.
Las prioridades han cambiado, pero la asimetría en la relación persiste. “El color, si un perro suelta pelo o el tamaño,” señala, “suelen tener más peso” que el temperamento o la funcionalidad. El cuerpo del animal no humano se convierte en un lienzo para los ideales humanos.
Por el escultor Michael Norris: El feudalismo y los caballeros de la Europa medieval
Dos cuerpos, dos soberanías
En el centro de muchas de estas dinámicas está la confusión entre dos cuerpos distintos: uno humano, otro no. Cuando antropomorfizamos en exceso, corremos el riesgo de colapsar esos dos cuerpos en una sola narrativa: la nuestra. Pero la conexión verdadera no exige fusión. Exige reconocimiento. Respeto mutuo. Autonomía corporal.
Cada animal no humano tiene derecho a moverse por el mundo con sus propias experiencias sensoriales, límites, necesidades y preferencias. Cuando acariciamos a un perro que se aparta o insistimos en que un caballo acepte a un jinete a pesar del dolor o la confusión, anulamos esa autonomía muchas veces sin darnos cuenta. La soberanía, en este sentido, no es una metáfora. Es física. Es vivida. Y merece ser protegida.
Un llamado a una conexión con los pies en la tierra
Entre todas estas perspectivas surge una línea común: nuestra relación con otras especies podría ser mucho más que una proyección. La antropomorfización, sostenida con ligereza, puede abrirnos al sentimiento compartido. Pero si no la examinamos, distorsiona. Lo que defendemos no es el desapego, sino una sintonía basada en las realidades específicas de cada especie.
Se trata de preguntar: ¿Qué necesita realmente este animal no humano? ¿Cómo se comunica? ¿Qué es importante para él o ella?
Consejos prácticos: empatía sin borrado
Empieza con curiosidad, no con suposiciones.
Observa antes de interpretar. Aprende sobre comportamientos específicos de cada especie a través de la etología y fuentes confiables.
El enriquecimiento debe basarse en evidencia. Aquí tienes un artículo sobre el tema en inglés y español.
Elige herramientas y actividades que reflejen el mundo sensorial de la especie, no solo lo que nos parece divertido a nosotros. Para caballos, consulta McGreevy et al. (2018) y Visser & van Reenen (2008).
Evita proyectar como norma.
Que tu perro tolere los abrazos no significa que los disfrute. Aprende su lenguaje corporal. Deja que sus preferencias guíen la interacción.
Practica la humildad cultural.
Observa cómo tu educación y entorno influyen en tus expectativas sobre los animales. Mantente abierto a otras formas de conocimiento.
Respeta la otredad —y el cuerpo que habitan.
Como recuerda Marc Bekoff: “Respetar a los animales significa permitirles ser quienes son, no quienes queremos que sean.” (Bekoff, 2007) Respetar también significa dejarles decir sí o no, con sus cuerpos, de formas que tengan valor.
Foto de Michael Kennedy
Recursos seleccionados y lecturas complementarias
Bekoff, M. (2007). The Emotional Lives of Animals
de Waal, F. (2016). Are We Smart Enough to Know How Smart Animals Are?
McGreevy, P., & McLean, A. (2010). Equitation Science
Visser, E. K., & van Reenen, C. G. (2008). Horse Behaviour and Welfare
Escala de Antropomorfismo de Albert y Bulcroft (1988)
Reflexión final
La antropomorfización es complejo. Habita el espacio entre la compasión y el control, entre la comprensión y la imaginación. El objetivo no es eliminarla, sino sostenerla con cuidado. Sentir con los demás, pero seguir permitiéndoles ser otros. Dos cuerpos, lado a lado. No uno absorbido por el otro, sino dos vidas soberanas que eligen relacionarse.
Sobre lxs autorxs
Lluc Pedrero colabora actualmente con FAADA en España como etólogo por eventos ecuestres. Ha desarrollado un curso de formación con base científica sobre rescate equino, inspirado en el sistema Loops y el trabajo pionero del Dr. Madigan en este campo. Lluc comenzó su trayectoria en el Centro de Hipología Centaurides, bajo la tutela de Willka Pasqual Neumann. Allí aprendió los principios fundamentales de la etología y las prácticas del Método Centauro, centrado en el crecimiento personal. También estudió fisiología del ejercicio en TOCES y continúa su desarrollo profesional a través de cursos con otros especialistas y seminarios en diversas áreas. En palabras de Lluc: Es nuestra responsabilidad como especie cuidar a los caballos.
Alana Somerset es estudiante de Fisioterapia Veterinaria en Plumpton College, parte de la Royal Agricultural University en el Reino Unido. Puedes contactar con ella en Instagram: @wild_tensegrity
Shannon McBride, PhD
Soy una aprendiz de por vida y amante de los animales, con el deseo de estar impregnada del espíritu de Thomas Jefferson, Walt Whitman y Zora Neale Hurston. Más que nada, me guía la curiosidad y el anhelo de un mundo mejor. Tengo una licenciatura en Botánica, un máster en Botánica y un doctorado en Antropología Ecológica/Cultural. Mi trabajo y estudios me han llevado a investigar la gestión de fauna silvestre en África oriental, colaborar en un centro de rehabilitación de aves rapaces en Ohio, ser voluntaria en el Red Wolf Sanctuary en Indiana, buscar flamencos en las Bahamas, estudiar el uso de recursos por parte del pueblo Tigua en el suroeste de EE. UU., y recolectar hierbas medicinales en los Apalaches del Sur. Actualmente soy estudiante avanzada del Método Masterson de trabajo corporal equino/canino. Se puede contactar a Shannon en: EqCperformancebodywork@gmail.com.
Désirée Braganza, EdD, EBQ obtuvo su certificación como especialista en comportamiento equino en el Natural Animal Centre, con sede en Reino Unido y Sudáfrica. Como miembro de Bodhi Horse Practice, colabora con profesionales ecuestres de todo el mundo en proyectos de investigación centrados en la experiencia de los caballos domesticados desde una perspectiva etológica. Es compañera de caballos, amazona y cuidadora con muchos años de experiencia. Recientemente se trasladó del norte de California a Athens, Georgia (EE. UU.). Ofrece consultorías presenciales e internacionales de manera virtual.
Aviso amistoso: Estos artículos están pensados para invitar a la reflexión, no para sustituir el asesoramiento profesional. Consulta siempre con profesionales equinos para obtener orientación personalizada.